sábado, 8 de noviembre de 2008




Triste puede ser que llegues resumir tu pasado en una sola palabra, pero aun más triste es no tener palabras para definir tu futuro.

Ahora, los sueños de verano quedaron en la esquina, arrinconados por el amargo sabor de la decepción. Me he quedado sin tinta en mi pluma, y el papel lo utilicé para hacer aviones que nunca llegaron a levantar el vuelo. Aviones sin mensaje, páginas en blanco mojadas por la lluvia.

El futuro puede dar miedo, o puede que el miedo forme parte de un camino que llega a día de hoy, y que la niebla no te deja ver donde termina... o donde continúa.

No tengo billete de ida...









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